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domingo, 4 de septiembre de 2011

Los cacaforros



Nada tan divertido como un paseo por la pradera y una patada a un cacaforro. Esa nube oscura acompañada de ruidito nos transporta inevitablemente a nuestra niñez, cuando aprendimos a distinguirlos y a jugar con ellos. Y es que son realmente graciosos. Cuando nacen parecen huevos de ave, (como los de gallina de granja tipo campo de concentración nazi, no como los morenos de las nuestras del corral), luego se oscurecen y rompen, y como hongos que son, esparcen sus esporas al viento como una oscura nube de tormenta, acompañada del correspondiente trueno. El nombre latino es "Lycoperdon Perlatum", vulgarmente llamados “pedos de lobo”, conocidos en nuestra zona como cacaforros. Dicen que cuando son jóvenes se pueden comer en ensalada, aunque son bastante insípidos, pero aunque fueran un manjar, a mis años sería capaz de dejarlos madurar para volver a disfrutar con su pisotón. Total comer comemos todos los días, pero cacaforros solo se ven cuando los hay. Y para finalizar, siempre procuro no escribir palabras malsonantes, creo que aunque no podamos comunicarnos verbalmente sin ellas, en algunos momentos, o en la escritura, no está mal dejarlas a un lado. Pero ya que he escrito "pedo", esa natural necesidad fisiológica, me viene a la cabeza un antiguo acertijo que decía así:

Infla, desinfla
música, tambor,
se abre, se cierra,
se marcha pa su tierra
y nos deja el mal olor.
¿Qué es?

Otro:
Entre dos piedras feroces, sale un hombre dando voces.
¿Que vuelve a ser?



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