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miércoles, 24 de diciembre de 2014

Feliz Nochebuena




Parece que el ser humano tiende a representar cosas o acciones importantes y trascendentales de su existencia. Queda bien demostrado en las pinturas rupestres: la caza fue una actividad peligrosa y necesaria para la supervivencia y así lo reflejaron en las paredes de las moradas. En el cristianismo, uno de los capítulos más importantes y menos documentados es el nacimiento de Jesús. Tiene su explicación: aunque se esperaba un mesías nadie sabía quien o cuando debería nacer, y solo años más tarde confirmaría ser el elegido con su extraordinaria personalidad. Tras su muerte era lógica la representación como documento gráfico, como hecho histórico que ha trascendido literal hasta nuestros días. En las catacumbas de Priscila, sobre el año 180 un artista anónimo pintó un fresco con una mujer y un niño en brazos; a su lado un varón apuntando con su mano hacia una estrella (Foto de arriba de Wikimedia). Se interpreta como la Virgen María y su hijo Jesús, y el profeta Isaías señalando la estrella de Belén. Ese sería el primer “Belén” artístico de la historia, el que visitara San Francisco de Asís en noviembre del año 1223. A la vuelta a su ciudad, Greccio, quince días antes de Navidad mandó llamar a un hombre bueno llamado Juan y le indicó cómo celebrar una fiesta en la que se invitaría a las gentes del lugar a ver con sus propios ojos el misterio del nacimiento de Jesús. Juan decoró una cueva, y construyó un pesebre entre un buey y un asno para que en la homilía San Francisco explicase lo que Jesús sufrió en su invalidez de niño, y como fue acostado sobre el heno entre el aliento de dos animales. Una tierna representación que llegadas estas fechas seguimos encontrándole rincón en las Iglesias, en nuestros hogares, y en nuestros corazones.

Hace falta muy poco para recrear un Belén, en contra de lo que se cree. Simplemente es una mujer, un hombre y un niño recién nacido. Simbolismo en estado puro; una mujer, un hombre y un niño que escenifican la familia, la primigenia célula del tejido social. Esta familia en concreto es especial, desde el momento de ver el niño como una nueva y mejor forma de vida en el amplio sentido religioso. A partir de ahí, siempre que haya un respeto moral, la imaginación hará el resto.

Un Belén es un ejercicio de fe, de creatividad y de ingenio. Hay muchas formas y técnicas belenistas, hasta el punto de modificarlas cada año por los aficionados a este arte. Hay belenes históricos que recrean escenas bíblicas, belenes con paisajes rurales o urbanos, otros son minimalistas, o que resaltan oficios, como el de Camarzana. Hay belenes construidos con juguetes, como el de hace unos años del museo de Castrocalbón. También los hay vivientes, y en Ayoó tenemos mucha experiencia y muy buena calidad, o al menos así me lo parece. Este año en la Iglesia de nuestro pueblo hemos colocado uno… especial. No digo exclusivo, pero si que es la primera vez que aquí se hace algo parecido, y por tanto tendremos opiniones de todos los gustos.

Este año nuestro Belén es etnográfico, y lo hemos dedicado, después de a la Sagrada Familia, a nuestros mayores, y a quienes ya no están entre nosotros y tantas veces usaron las cosas que lo embellecen. Solo hizo falta hurgar en los pajares, en las paneras, en los desvanes, y seleccionar, porque todo era demasiado. No falta la rueda de un carro, por el ciclo que puede representar, y en su mismo centro, sobre el buje, hemos colocado el niño Jesús. Detrás la albarda y el collerón, necesarias para mover o labrar el sustento de la casa. Talegas y un escriño, almacén y transporte. Randeros y escobas de abaleo, usadas para barrer sucio y limpio, cada uno que lo vea a su parecer. Sogas y la red de la paja, son los lazos que unen. Unas alforjas, que simbólicas para iniciar cada viaje. Barrilas, el agua fuente de vida. Un rastro, una vienda, un viendo y una tornadera… las cerandas y cribos: el cereal, el alimento… el pan. Y sobre todo esto el yugo que nos lleva juntos por la vida, y de no estarlo, nos recuerda el sitio a nuestro lado de esos seres queridos que están lejos de casa en estas fechas tan entrañables. Esta noche es Nochebuena, la noche mágica de los deseos. El mío es, por encima de todo, salud y paz para todos, que lo demás… ya vendrá por añadidura.

















FELIZ NOCHEBUENA


lunes, 22 de diciembre de 2014

Así comienza la Navidad en Vidriales.





Repito: siempre me he negado, reniego y creo que tengo aborrecido para el futuro comenzar “la Navidad” antes de su día, Nochebuena. No por llenar de lucecitas bailonas, papá noeles trepadores versión cocacola, mensajes navideños, árboles de espumillones y bolas brillantes, belenes apócrifos y demás reclamos consumistas que se tercien, la Navidad comienza cuando se quiera; es como festejar el premio gordo quince días antes del sorteo, es… es que demasiado incienso marea.

Pero también hay raras y especiales ocasiones en las que sí, la Navidad se puede adelantar, entre otras cosas porque quienes forman parte de ella, de su magia e ilusión, no se pueden dividir para complacer, como sería su gusto, a todos en los centrales días con su trabajo, con su buen hacer y mejor sentir. De un comienzo adelantado ha sido Vidriales testigo en su céntrico Santuario de la Virgen del Campo, templo abierto cada festividad navideña a las 5 de la tarde para cuantos deseen asistir a las celebraciones religiosas de estos días, máxime si no las han tenido por la mañana en sus respectivos pueblos, que nuestro paciente párroco tampoco se puede dividir.

Las campanas volteaban con energía llamando a fiesta. Eran las 4,30 del esperado sábado 20 de diciembre. Unas tímidas estufas trataban de calentar la amplia nave del Santuario, preparando un acto con caldeo propio, al menos espiritual. A las 5, Don Miguel, tras una pequeña introducción, llevó a cabo la tradición de bendecir el belén artesanal que dará auténtico sentido navideño a estas fiestas, para alegría e ilusión de los asistentes. A continuación Jose Antonio Uña Seijas, licenciado en Filología Hispánica y natural de Carracedo, nos complació con un detallado, documentado y sentido Pregón de Navidad.

A continuación la Asociación de San Lucas del Espíritu Santo, patrono de Vidriales, organizó y regaló para los asistentes un concierto de villancicos; la Coral Benaventana nos dejó literalmente boquiabiertos con su actuación. Un lujo, y no tengo más palabras.

Dos dulces, uno en pasta y otro en licor, se pudieron disfrutar como colofón de los actos, para aprovechar y saludarse entre los organizadores, actores y público y desearse, como no puede ser de otra forma, una feliz Navidad. Lo mismo que quien suscribe, mis mejores deseos para quienes lejos o cerca, conocidos o no, siguen este humilde blog, de todo corazón.

Jose Antonio cerró su pregón con la pequeña historia de su viaje a Tierra Santa, a la gruta donde según se dice nació Jesús. Le llamó la atención lo angosto de una puerta que accede a un lugar tan grande, en todos los sentidos, y recordando sus estudios finalizó con estas palabras, sin duda para meditar:
“Hoy necesitamos hacernos más que nunca como niños, contagiados de la alegría, transparencia e ilusión por vivir. Por eso Unamuno, ante la puerta de la Natividad de Belén, construyó este poema”:

Agranda la puerta...
Agranda la puerta, Padre,
porque no puedo pasar.
La hiciste para los niños,
yo he crecido, a mi pesar.

Si no me agrandas la puerta,
achícame, por piedad;
vuélveme a la edad aquella
en que vivir es soñar.

Yo también termino con un secreto: mi mayor satisfacción, el premio que más me ilusiona por construir o participar en el montaje de un Belén es ver un público sonriente, enternecido, vuelto niño por unos instantes. Si esto ocurre, mi trabajo está sobradamente abonado.

Feliz Navidad.