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sábado, 23 de abril de 2016

El valle del Éria, Geoparque natural.


Domingo de respiro meteorológico; soleado, doce del mediodía en Castrocontrigo. Un grupo reducido, de unas 25 personas, nos reunimos en el salón de plenos del Ayuntamiento con un discurso en común: la futura creación de un Geoparque que contenga los límites naturales de la Valdería y la Cabrera Alta. Pero solo ha sido una de las muchas reuniones previstas, a puerta abierta, donde todos están invitados y pueden aportar su granito de arena en este proyecto de puesta en valor, divulgación, y por qué no, disfrute de nuestra comarca.

La Universidad de Salamanca, y en su nombre los geólogos Javier Fernández y Gabriel Gutiérrez son los promotores de este ambicioso propósito que se me antoja como totalmente beneficioso para el valle y sus vecindades, para cuya realización se buscará apoyo y financiación en organismos oficiales y colaboración ciudadana. Se trata de los primeros pasos de un proyecto ilusionante. Centrado en el desarrollo rural y la creación de un tejido sostenible para asentar población en nuestros pueblos; una propuesta a largo plazo y difícil que requerirá del esfuerzo de todos, administraciones y gentes. Podrá conseguirse o no, pero sin duda, los pasos que se hayan dado quedarán para el uso y disfrute de los pueblos. Más adelante, cuando los cimientos del proyecto sean firmes, estaremos preparados para su candidatura a la UNESCO  como Geoparque Valle del Eria, su promoción y el acceso a las ayudas de la Comunidad Económica Europea para su posterior sostenimiento.

El Geoparque lo define Wikipedia como un territorio que cuenta con una red de lugares de importancia geológica así como con sitios de importancia etnográfica, ecológica y/o cultural. Este proyecto cuenta con un hilo conductor en común, una auténtica red social: el río Eria. Dueño y señor de un área bien definida y diferenciada de sus vecinas en los campos geológico, morfológico y social, con una cultura y costumbres propias; todo apunta, pues, a una feliz idea para promoción y mejora de esta cuenca geográfica.

Asistieron representantes de Morla, Torneros, Castrocontrigo, Nogarejas, Pinilla y Pobladura; y en éste orden descendente apuntaron y comentaron los puntos de interés para el proyecto. Para sucesivas reuniones están invitados los pueblos del ayuntamiento de Castrocalbón, en la parte baja de la Valdería, y de Truchas, en la Cabrera Alta.

Los asistentes, representando sus pueblos o como interesados en el tema, propusieron decenas de sitios atractivos para enseñar, como castros prerromanos, explotaciones auríferas, edificios emblemáticos, cuevas, infraestructuras pétreas, árboles milenarios, accidentes geográficos…, y rutas para practicar senderismo o bici de montaña. También la posible construcción de miradores elevados, para contemplar la belleza innata del valle y sus infraestructuras mineras, y los trabajos necesarios para facilitar la llegada de grupos de visitantes. Todo un potencial ampliable en el resto de ayuntamientos con castillos, un museo arqueológico, calzadas romanas… y, por qué no, añadir al conjunto las tradiciones, oficios, y toda la literatura de transmisión oral para exponer el gran acervo cultural que nos ha sido legado y debemos proteger.

Las consecuencias directas se verán en la catalogación de nuestro patrimonio, en su conocimiento y valoración. También en la creación de puestos de trabajo para mantenimiento, información y gestión de visitantes, amén del beneficio del turismo y del arraigamiento poblacional.

Hay que destacar que la declaración de Geoparque no limita la actividad normal de los habitantes, en cuanto a caza y pesca, silvicultura, agricultura y ganadería, construcción, etc, como lo haría la declaración de Parque Natural, mucho más restrictiva. Y en caso de no alcanzar el nivel exigido por la UNESCO, los trabajos quedarían para gestión de los pueblos.

Quizás lo mejor que podamos hacer por la comarca que nos dio la vida y vio crecer, es dejar algo positivo a nuestro paso, perdurable, algo que frene el deterioro y la degradación. Y entendamos deterioro no como despoblación o alteraciones naturales; cuantas veces la importación de nuevos y modernos cánones altera y daña más la idiosincrasia de nuestros pueblos que la pérdida de sus moradores. Éste es un proyecto respetuoso con el medio ambiente, con nuestra riqueza histórica y cultural. ¡Démosle la bienvenida!




lunes, 4 de abril de 2016

Cuatro del cuatro del ochenta y ocho.


Cuatro del cuatro del ochenta y ocho. Qué fecha tan fácil de recordar… y la de veces que se me olvida. Y es que no soy de fechas, ni de celebraciones; me gustan más, ya lo sabes, las de “porque sí” y los “repentes”. Tampoco entiendo lo de las decenas, las docenas, las quincenas, o las “veinticincocenas” de años; hoy se cumplen veintiocho abriles y me parece un número maravilloso como para gritarle al mundo nuestro compromiso de aquella mañana en la ermita de San Mamés: “hasta que la muerte nos separe”.

Veintiocho años dan para mucho, ¿verdad?. Del árbol plantado aquella primavera surgieron tres robustas raíces con nombre propio: Adrián, Jorge e Iris. Nombres cortitos y novedosos en las respectivas familias para que nunca hubiera asomo de error al identificarlos. Porque sin duda son únicos y especiales; tú los supiste engendrar y educar como mejor no se puede hacer. Gracias; son la mejor obra que un albañil puede soñar y te la debo casi toda a ti, la verdad, tú si que sabes construir cosas guapas, y no yo.

Veintiocho años en los que nos han obligado a coger el rumbo de una nave hacia lo desconocido. Bastante buena gente, a su pesar, poco a poco han ido dejando su puesto para colocarnos ante unas inclemencias difíciles de sortear. Tengo que reconocer que siempre estuve tranquilo, porque te tuve al lado. El barco se zarandeó como si el fin del mundo hubiese comenzado, y allí estuviste tú, impávida en proa…. Si hubieses mirado, unos metros más atrás me hubieses visto abrazado al mástil; solo tenía la esperanza de mantenerlo en pie, y con él las velas, el motor de nuestra odisea. A veces sospecho que solo sirvo para eso.

Veintiocho años de ratos malos, peores, mejores y excelentes. De encajar golpes y celebrar victorias; aunque para estas últimas quizás estuviéramos tan cansados que las celebramos borrachos de tranquilidad. Ahora que no me lee nadie contaré nuestro secreto: con cada árbol caído fabricamos escaleras para trepar al siguiente, y con las piedras que encontraron los zapatos tapamos baches y grietas. Vuelve conmigo la vista atrás, y veremos orgullosos un camino allanado, limpio y sombreado; las huellas de nuestro paseo de la mano por donde nos envió el azar. Me has servido muchas veces de cayado; perdona si mi hombro no estuvo a la altura de tus necesidades.

Veintiocho años, bastantes más, desde aquellas fiestas en Villageriz. Quizás por eso le tengo tanto cariño al pueblecito de las faldas de Carpurias, al que nunca me da pereza volver. Y luego la mili, y la enorme distancia al otro continente… y aquella estrella que unió noche a noche nuestros ojos. Ahora que lo pienso, tal vez por eso me guste tanto el firmamento, y sus misterios. ¿Recuerdas?, donde no llegaba el cielo llegó el cartero con varias entregas a la vez…. El último fascículo fue mi persona, con certificado de propiedad. Dime donde hay que saltar y pon la distancia; y descuida, tus deseos son mis preferencias.

Veintiocho años, veintiocho años pueden parecer muchos, y sin embargo los necesito dos veces para escribir lo que quisiera contar de este maravilloso período, de la paciencia que has derrochado conmigo; porque lo reconozco, soy difícil de roer. Y difícil de convivir, ya conoces mi manida excusa: la cabeza no me da “pa” más.

Como siempre me recriminas que me enredo en mis escritos (y seguro que tienes razón), termino ya, pero aclarándote una cosa: no te puedo componer la poesía que me pides porque mis musas sienten celos de ti, me resecan la tinta, me rasgan los papeles, y no me dejan pensar. Ahora sí, finalizo con un deseo: PARA SIEMPRE; y dos palabras, esas que apenas te digo porque pienso que recordártelas significa que en algún momento han dejado de ser ciertas: TE QUIERO.

Veintiocho años, un pequeño suspiro a tu lado.

Que Dios te lo pague, porque yo me declaro insolvente ante semejante factura.




domingo, 3 de abril de 2016

¿Qué hacer, dama, con tus prendas...?


Tú descansa,
y alimenta;
que a la vera
de tu cama
yo soy guarda,
nada temas.

Bella estampa,
me embelesa
y desvela
contemplarla,
mi niña alma
se despierta.

Es Liliana,
blanquinegra,
de turquesa
su mirada,
dulce gata,
mi princesa.

Entre patas
cuatro perlas.
No quisiera
separarlas…
¿qué hacer, dama,
con tus prendas…?.

Mientras calma;
duerme vela…
ronronea,
que las hadas
delicadas
las protejan.

No sé cantar,
si pudiera…
estas letras
dedicadas
serían nana…
ea ea… ea ea.