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jueves, 5 de mayo de 2011

Para el comentario de "la campanilla"


Como responsable del blog y autor del artículo “la campanilla”, veo la necesidad de aclarar lo que hay de cierto y de falso en el comentario, no siendo que “el que calla otorga” y aunque no haya mala intención, si no que se haya hecho por desconocimiento, alguien llegue a pensar cosas extrañas de lo ocurrido con las antiguas campanas. En primer lugar, es verdad que eran excepcionales. Recuerdo de niño oírlas desde el monte de mi pueblo, Calzada, cuando el día estaba apacible. “Son las campanas de Ayoó”, me decían mis padres. También es verdad que se tocaron de todas formas y por multitud de campaneros, como todas las campanas de todos los pueblos, había diferentes toques porque era necesario avisar de las diversas actividades, algo obsoleto hoy día. Pero también es cierto que todo tiene su fin, y una se rajó y la otra estaba tan deteriorada que aconsejaba cambiarse y así quedar las dos nuevas, como efectivamente se hizo. Lo que no es verdad es que tuvieran valor, aparte del nostálgico y sentimental para los ayoínos, valor histórico, ninguno. Y no es que yo sea un entendido en el tema, me remito a los consejos de la empresa que las llevó y fundió en las que tenemos, Campanas Quintana, de Saldaña, de reconocido prestigio nacional e internacional. Como certificaron que no tenían más valor que su peso en bronce, NO LAS BAJARON DEL CAMPANARIO, SI NO QUE LAS TIRARON Y SE PARTIERON EN PEDAZOS CONTRA EL SUELO DE CEMENTO antes de llevarlas, por lo que nadie pudo hacer negocio con la antigüedad. También es verdad que todo el pueblo conoció la situación de las campanas, y con el ofrecimiento de la Sociedad de Cazadores y el ayuntamiento, con Rafa al frente, corriendo con los gastos, se hizo posible el cambio. Quiero recordar que se colocaron para un San Isidro, el del año 1991, un día memorable en la reciente historia de Ayoó, por la comida de hermandad que hubo a la puerta del ayuntamiento para todos, con lo que cada uno buenamente pudo aportar. Y lo recuerdo perfectamente porque yo fui uno de los que nos pusimos al servicio de los campaneros para ayudar en lo que hiciera falta, y de los primeros del pueblo en voltear las nuevas campanas. También quiero decir que nadie se ha jubilado en el oficio de campanero, el que quiere tocarlas las toca y yo sé de quien no va a misa pero le gusta subir a repicar. Creo incluso que hay hasta afición y últimamente ningún domingo se queda sin media hora de toque a misa. Y si todavía queda algún escéptico le sugiero que pregunte, que el tema se llevó con total transparencia y se pueden ver incluso las facturas pertinentes.

1 comentario:

  1. ¡Que atrevida es la ignorancia! Gracias por tu BREVE aclaracion sobre el cambio de las campanas (se que podrias contar mas).Solo añadir que el micro y el altavoz son muy, muy anteriores a las nuevas campanas.

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