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martes, 27 de septiembre de 2011

Caso práctico, la lima.


Sucede que algunas veces en la construcción, la estética prima sobre lo clásico, lo que es costumbre o tradición. Innovar está bien, pero hay que tener cuidado y adaptarse a las condiciones sobre todo climáticas de la zona. No es lo mismo la situación de Málaga que la de Zamora, por lo tanto no se puede diseñar la misma vivienda para ambos sitios. Y los mayores problemas se suelen dar en los aislamientos térmicos y en las humedades, bien por capilaridad en las plantas bajas, o las de los tejados y terrazas, las goteras. En nuestros pueblos es muy común el amplio alero de los tejados. Las pocas obras que se realizan con canalones interiores y ocultos, aunque queden bien rematadas, acaban produciendo desagradables humedades, y una de las causas es la enorme variación de temperatura que tiene que soportar, recordemos que se puede dar el caso de una fuerte helada nocturna y a las pocas horas, a mediodía, un respetable sol, que en el tejado se transforma en unos cuantos grados más por el efecto del almacenamiento y transmisión del calor. En estos días he tenido que solucionar uno de los problemas expuestos con un canalón interior. Al comentado problema de las dilataciones se sumaron el viento y los pájaros, que depositaban basura taponándolo, y como además está orientado al norte, en el invierno la nieve y las heladas complicaban todavía más la situación. Se optó por colocar una lima, y continuar la pendiente del tejado, para aliviar con rapidez las aguas llovedizas y evitar acumulaciones.

Para Pedro, sus hermanos y familias. Un saludo.









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