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lunes, 19 de diciembre de 2011

Uno de cazadores y pescadores.


He oído contar, con cierta sorna, que una vez hubo un concurso de mentirosos y el jurado prohibió participar a pescadores y cazadores, por la ventaja que le llevarían al resto de los participantes. Es cierto que suelen exagerar un poquito, un pequeño conejo parecía una liebre, las liebres eran como perros, la perdiz se parecía a una gallina, el corzo a una vaca, el jabalí a un hipopótamo y el ciervo…, el ciervo a un autocar, con sus pasajeros y todo. Los pescadores idem de idem, lo que vienen siendo 500 gramos  parecían 5 kilos, y medio minuto de lucha con la caña, toda una tarde. En fin, ¿quién no ha mentido alguna vez? El colmo de las exageraciones en estos gremios seguro que se lo lleva un ayoíno, (los del pueblo sabrán quien), y si no atentos: En una ocasión este cazador se encontraba subido en una encina, en lo que coloquialmente se dice “de espera”, cuando un enorme jabalí, según su descripción de los hechos, apareció de entre la espesura. Él, que esperaba una pieza menor, intentó cambiar los proyectiles para tamaña presa, pero con la emoción y los nervios las balas se le cayeron al suelo, y no encontrando otras en la mochila, cogió dos bellotas, las introdujo en la recámara de la escopeta, apuntó, y ¡pim, pam!, descerrajó los dos tiros sobre el animal, que huyó despavorido según se lamentaba luego el cazador. En el relato a sus compañeros, contaba emocionado que al año siguiente, “de espera” en el mismo sitio, vio pasar al mismo jabalí, un año más viejo, pero con dos encinas nacidas en el lomo. Total, que él no había fallado, solo las bellotas eran de poca calidad. El segundo premio se lo concedo a un conocido pescador de la Valdería. A su afición por la pesca hay que añadir un defecto de pronunciación, el de convertir la “s” en “z”, algo parecido a como hacen los andaluces. En el bar, contaba su hazaña más o menos así: - “Eztaba pezcando” en el río, cuando me picó una trucha; ella “tenza” y yo “tenza”, la trucha “tenza” y yo “tenza”, y “azí eztuvimoz” un buen rato “hazta” que, mala "zuerte", “ze" me "zoltó”… ¡“mecagüen zan dioz”!… ¿Cómo “zería” el animal que cuando “zaqué” el anzuelo “zalió” un ojo como el de un cordero?



P.D.- Fotos "robadas" a mi buen amigo Celso con sus perros, practicando su deporte favorito.

3 comentarios:

  1. Esta personas que cuentan estas bolas tan terribles, se las suelen creer ellos mismos.
    En Castrocalbón, uno estaba recogiendo las patatas en sacos para vender al almacén, con tan mala suerte que perdió la navaja.
    Al año siguiente en la época de siembra, fué al Molinín de La Bañeza a comprar la patata de siembra.
    Cuando abrió el saco...¡¡¡sorpresa!!! allí estaba la navaja.

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  2. Se le debería llamar deporte a la caza? Es solo una pregunta.

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  3. Siempre que la caza se practique con respeto hacia la naturaleza, si, creo que es un deporte. En una acepción del diccionario lo contempla íntegro: Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre, o sea, entre otras cosas, caza. Yo estoy en contra de matar animales..., y personas, y contaminar, y despilfarrar, y prohibir, y ... Si sigo sumando lo menos importante me parece matar alguna liebre para comerla con patatas. Fíjate, me parece menos deporte el fútbol de los superhombres que nos quieren vender, o los que se meten cualquier cosa en el cuerpo para pedalear un poco más o brincar por encima del anterior, lo siento.

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