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jueves, 27 de septiembre de 2012

Cuando el río suena...




Alguna vez leí, que para uno verse realizado personalmente, antes de su muerte debería haber tenido siquiera un hijo, plantado un árbol o escrito un libro. Cosas importantes, desde luego, aunque ignoro el porqué de este listón y no otro, como el de levantar un edificio, elaborar un buen vino y realizar al menos una buena y desinteresada actividad en beneficio de la comunidad, por ejemplo. Volviendo al principio, en un examen de conciencia rápido, veo que hijos he tenido, árboles he plantado, y libros físicos no, pero virtual y digital doy por válido este blog, con la para mi inexplicable friolera de 123 artículos. Y sin embargo siento que para verme satisfecho me faltan muchísimas cosas por hacer, cada día pienso que más. Este mundillo de los blogs es realmente gratificante: conlleva investigación, mucha charla y lectura, y lo más importante, relacionarse o conocer a personas con las mismas inquietudes. Y también desesperación por la necesidad de contrastar, aunque solo sea por aprender, mi blog con otros, algunos realmente brillantes y dignos de compartir contenido con la mejor de las enciclopedias. Siempre me queda el consuelo de una frase expresada por Isaac Newton: “si he podido ver más lejos, ha sido irguiéndome sobre los hombros de gigantes”. Y hablando de gigantes, recientemente he tenido el honor de saludar y compartir impresiones con D. Emiliano Pérez Mencía, que hace años nos conocimos en las representaciones de Semana Santa en Ayoó http://epmencia.blogspot.com.es/2011/04/borriquilla-y-via-crucis-vivientes-en.html, cuando nos obsequió con su visita, con un excelente artículo en el semanal “la voz de Benavente”, y otras referencias de nuestros pueblos en su magnífico blog Patrimonio Popular http://epmencia.blogspot.com.es/. En éste último encuentro recibí de su mano, y de su puño y letra dedicado, el que ya tengo entre mis libros de cabecera, “El agua que nos rodea”, editado en Gráficas Cubichi S.L. de Benavente. Trata de los cauces que desaguan al padre Duero, en la comarca de Benavente y los valles, su descripción y detalles. Del río que pasa por mi pueblo natal, Calzada de la Valdería, observa acertadamente como un río temeroso en invierno queda prácticamente seco en verano. Pues aprovechando que otro río, el Pisuerga, pasa por Valladolid, intentaré utilizar la ocasión para atraer la atención sobre el aparentemente extraño Éria en su paso por Calzada. Nuestro río es muy inestable, su lecho de grava es poco consistente y las anuales riadas lo desplazan con facilidad, cambiando el cauce constantemente. Además, por el efecto “rebote”, si en algún punto encuentra resistencia, su fuerza se transmitirá al lado opuesto trazando su característico, impredecible y serpenteante camino. Antaño por trabajos comunitarios, “facenderas”, se construían “defensas”, ramos, piedras y estacas estratégicamente situadas repelían sus efectos en buena medida. Pero dice un viejo refrán que “a los años mil, vuelve el agua por do solía ir”, y las riadas de los últimos años hacen peligrar, a mi juicio, un sitio muy querido y tradicionalmente utilizado como zona recreativa, el Sagral, pequeño parque natural situado a la vera de Calzada, donde los campos de deporte, el chiringuito de verano, el lugar de las verbenas, de los paseos, del encuentro de pendones y de los juegos de los niños, compiten espacio con un río que como hijo pródigo quiere volver a su viejo lecho, solo que esta vez no se debería esperar con los brazos abiertos. Aquí es probable que el río discurriera extendido, divido en dos, creando también el cauce del "caño de los molinos", que discurre paralelo y cercano. Este viejo arroyo ya ha quedado inutilizado y ahora el Éria se encamina con energía al “pozo”, el otro primitivo cauce que bajo un pequeño desnivel bordea las casas de Calzada. Sagral es una hermosa palabra que podría derivar de las palabras seglar o secular (en gallego medieval también se decía sagral), de sagrado (del lat. sacratus), o del más sencillo salgueral, lugar donde crecen las salgueras, variedad de sauce extraordinariamente resistente en las orillas de los ríos, que antaño pudieron proteger el mencionado desnivel. En medio del sagral, un camino se dirige hacia el norte, cruzando también el "caño de los molinos"; por la situación, pudiera ser el resto de la calzada romana que un día viera pasar las legiones con los tesoros auríferos desde las Médulas al mar portugués. Todo esto, junto al pueblo de nombre romano, corre el grave peligro de volver a desaparecer bajo las aguas del caprichoso Éria, pacífico refrescante veraniego y endiablado torrente invernal. Menos mal, y a la vez, por desgracia, que ya no llueve como antes…

Explicación de las siguientes imágenes: 1- Mapa topográfico edición 2001. 2- Corrección aproximada del Google Maps según el anterior mapa. 3- Google Maps en la actualidad, 2012. 4- Viejo cauce del río Éria, posible futuro nuevo cauce. 5- Situaciones de la calzada romana, caño de los molinos y sagral. Para visualizar mejor las imágenes, hacer clik encima.






1 comentario:

  1. Hola Joaquín:
    El bloque de pisos donde vivo, se llama "Grupo Sagral".Y esta parte del río hasta Calzada, también es el sagral.
    Un saludo

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