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domingo, 29 de noviembre de 2015

Mensaje para Ana María, mi madre.


Terminaba el verano de 1968, en ese ajetreado espacio temporal que hay entre eras y vendimias. Eran sobre las 3 de la mañana, y una ambulancia circulaba apresurada, por las serpenteantes y a aquellas horas vacías carreteras de la provincia de León en dirección al hospital. Ocupaba su camilla, en la parte posterior, una mujer de unos 36 años que acababa de perder a su cuarto hijo en un aborto y mostraba una seria hemorragia. Delante, con el conductor, se sentaban dos acompañantes de la malograda parturienta: Avelina (mi abuela), y Honorio, su hijo (mi padre), quien al notar que hacía un buen rato que no sentía queja alguna de su esposa, Ana María (mi madre), se volvió para preguntar qué tal se encontraba.
- “Ahora muy bien, - le respondió con serenidad – porque que me va cuidando esta señora.”
La respuesta extrañó a los tres ocupantes delanteros de la ambulancia; aquello parecía síntoma de desvarío. Mi padre, preocupado más si cabe, le dijo:
- “Pero qué dices, si no hay nadie contigo…”
- “¿Queda mucho?”, preguntó a continuación mi madre.
- “Acabamos de pasar La Virgen del Camino…”, le contestó él.
- “Tranquilos, estoy bien…”
El viaje continuó sin más quejidos ni conversaciones, y en sorprendentes pocos días Ana María se repuso, volvió a casa, y felizmente a los tres años dio a luz con total normalidad a Toni, mi hermano pequeño.

No sé cuantas veces mentaría mi madre aquel suceso; la total claridad con la que vio y sintió a su lado una hermosa figura femenina que le quitó el dolor y el incómodo agitar del vehículo camino del hospital. Pero en tantos viajes volvió por aquella carretera y pudo, hizo una visita al Santuario de la Virgen del Camino, aunque solo fueran unos minutos; de esas curiosas paradas, y de volver a escuchar el porqué, varias veces fui testigo.

He oído decir que una persona no es grande por el bulto que ocupa o el cargo que ostenta, si no por el vacío que deja cuando se va. Ana María se acaba de ir para siempre dejando un profundo abismo, un punto de inflexión en el gráfico de las vidas de cuantos tuvimos la suerte de tenerla al lado. Si algo tuviera que decir de ella la describiría como incansable, sufrida, agradecida, resignada… ejemplar esposa y madre de sus hijos, camaleónica modelo de mujer, y a la vez encantadoramente sencilla y práctica. Y no son palabras de hijo influenciado por el amor de una madre, solo reflejo el pensar de los muchos que nos transmitieron con sus recuerdos un último adiós para ella.

Ana María nos ha dejado tras pasar una larga estancia en el hospital; unos días, en el sentido más estricto de las palabras, que se han hecho angustiosamente eternos. No sabría como agradecer al equipo médico su atención, y sus esfuerzos por devolver la salud a mi madre; doy fe del derroche de medios y amabilidad en León. Pero nada es para siempre, y un desgastado corazón quiso pasar factura. Porque mi querida madre todo lo que hizo en su azarosa vida, lo hizo con corazón. Sus palabras, pocas, pero bien medidas para no molestar, las dictó su corazón. Qué decir de sus consejos… puro corazón. Con un gran corazón nos quiso, nos enseñó, nos apoyó incondicionalmente… Y nadie puede albergar en su pecho un corazón tan grande, tan generoso y que dé para tanto; lo que ella nunca dijo,
 “¡¡¡ BASTA !!!”, lo dijo él, totalmente fatigado. Es de entender.

Reparar aquel cansado corazón se convirtió en prioridad en nuestras vidas. Sus cuatro hijos hicimos piña, el resto de la familia y amigos buenos deseos. La última foto que le hice, con la ilusión de comentarla con ella en el futuro y recordar los días que pasamos en el hospital, se la enseñé diciéndole lo hermosa que era mi madre, la mejor que nadie pudiera desear. No pude de ningún modo grabar sus abrazos, dados con toda el alma; aunque no puedo olvidarlos, a cada minuto los echo en falta. Me hubiese gustado conservarlos físicamente para esos ratos que solo con ellos ella sabía repararlo todo.

En la sala de reanimación del hospital, apenas cinco horas después de su última y más delicada operación, nos cogió las manos y luego, ya que hablar no podía por la intubación, con las palmas hacia abajo y sacudiéndolas con energía nos lanzó un mensaje de tranquilidad. El mismo que antaño les hiciera a sus acompañantes en la ambulancia. Hoy quiero pensar que quizás a su lado estuviera presente aquella “señora” para aliviar su dolor, y no nos diéramos cuenta. Solo así se puede explicar tanto tiempo en el hospital y ni una sola palabra de rechazo para semejante situación. Cuando vuelva por aquella carretera, volveré a parar, y en su nombre agradeceré a esa “Señora” el alivio para tanta enfermedad. Y por Ella, que sabe donde está, le enviaré este pequeño mensaje con la última rosa de la casa familiar de Calzada, 
ese gran nido… vacío:
“Madre, muchas gracias por ser como fuiste”.




6 comentarios:

  1. Lo sentimos Joaquín!!!. Descanse en paz!!!

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  2. Lo siento mucho Joaquin!!!Un abrazo

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  3. Tienes toda la razón en lo que cuentas, puro corazón. Hay algo que yo también puedo destacar, a los que compartimos con ella también nos enseñó,nos arropó, daba gusto llegar a su casa, siempre tenía algo guardado para darme.
    Ánimo a todos!
    Isabel Turrado

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  4. Nuestro mas sentido pesame Joaquin para todos. De verdad lo sentimos mucho. Un abrazo

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  5. MUY BONITO, HERMANO. Y MUY CIERTO . TODAS LAS MUJERES DE ESAS GENERACIONES SON DE OTRA PASTA . PARECE IMPOSIBLE QUE PUEDAN AGUANTAR TANTO.
    ESTANDO EN EL HOSPITAL , AUN SE PREOCUPABA DE LA SALUD Y LOS ACHAQUES DE TODOS LOS QUE CONOCIA .Y QUIERO DECIR QUE ELLA ERA CONSCIENTE DE LA GRAVEDAD DE SU ENFERMEDAD , PERO NUNCA SE QUEJO Y SE DEJO LLEVAR. HAY QUE LUCHAR , DECIA.SABIA PERFECTAMENTE QUE ERA SU ULTIMO VIAJE . FUI EL ULTIMO EN VERLA CON VIDA Y ME GUSTARIA COMPARTIR ESE MOMENTO DE LA NOCHE DEL JUEVES .CONSCIENTE DE QUE LE QUEDABA POCO ME DIJO UN TE QUIERO QUE SONO DE OTRA MANERA. MUY DULCE. Y DULCEMENTE SE FUE . SE QUE DESDE DONDE ESTE SEGUIRA CONTROLANDO NUESTRAS VIDAS .
    AYER FUE EL CUMPLEAÑOS DE SANTOS , Y YO NO ME ACORDE DE FELICITARLO . LO HICE TARDE Y MI HERMANO ME DIJO " CLARO , AHORA NO TENEMOS QUIEN NOS RECUERDE LOS CUMLEAÑOS " Y ES VERDAD . SE ACORDABA DE TODOS.
    UN BESO ALLI DONDE ESTES , MAMI.

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  6. Mi más sentido pésame para toda la familia, un abrazo

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