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domingo, 14 de mayo de 2017

Castrotierra, "la madre de todas las romerías".


Algo lejos queda de mi tierra vidrialesa, aunque nunca ha sido inconveniente para que cientos de romeros locales se acercaran a Castrotierra para venerar a su bien más preciado, la Virgen del Castro. Por eso éste artículo, y porque además esta romería esconde una historia de esas que tanto me gustan y mejor me gustaría contar.

Comienza en un temprano siglo V, hacia su primera mitad, y en el escenario alternaban violencia y miseria. Un panorama difícil de imaginar si además mentalmente no descomponemos la moderna estructura de nuestros pueblos hasta convertirlos en minúsculas aldeas, habitadas por, como mucho, un ciento de vecinos para los que la mayor riqueza era un animal de tiro, algo de tierra que labrar y un lugar seco y abrigado donde cobijar a su familia. Transcurrían años de intensa sequía, una desgracia agrícola que culminó en desesperación y en pobreza total. Muchos de aquellos humildes labriegos sin saber como actuar, acudieron en grupo en busca de orientación y consuelo a los pies de un hombre considerado sabio, aunque por los problemas de un falso testimonio, apartado de su actividad en Palencia. El obispo Toribio escuchó paciente a sus paisanos, y su respuesta fue un desengaño; él nada les podía remediar. Pero a continuación les dijo:
- “Volved a Astorga. Buscad, no lejos de ella, a la Virgen de Castrotierra. Llevarla en procesión a la catedral y tenedla allí en solemne novenario. Si tal hicierais, la lluvia fecundará de nuevo vuestros campos, y siempre que os encontréis en apuros de sequías, peste u otra calamidad, acudid a la Virgen y seréis remediados”.
Así hicieron y milagrosamente las súplicas se vieron recompensadas con abundantes precipitaciones, y con la vuelta a la normalidad en el clima.

Como vemos puede haber un importante anacronismo: Santo Toribio no fue contemporáneo de la catedral, ni de la talla de la Virgen. Aunque también pudo referirse a Astorga como “catedral” de historia y espiritualidad, como sigue siendo, y la actual talla supliera otra más antigua y desaparecida. Pero todo eso nada parece importar para que los agricultores, cuando ven peligrar sus cosechas, pidan otro traslado y novena por medio de los Procuradores de la Tierra, y algunos miles de personas arropados e identificados con sus pendones, cruces parroquiales, y su querida “Abogada de la lluvia” recorran los 18 Km. que separan el Santuario de Castrotierra de Astorga y viceversa, para solicitar la húmeda bendición para sus campos.

Quienes han indagado en el origen de ésta romería se hallan estancados entre la leyenda y lo que fuera realidad. Es cierto que el documento de mayor antigüedad conocido, del Archivo Diocesano, “solo” nos retrae a 1577, cuando hizo el camino “por falta de agua”, y además “se le regaló una capa de brocado”. En la misma situación se encuentra quien indaga en el origen de los Pendones que acompañan esta romería: en la documentación nos vamos al mismo siglo aproximadamente. Seguramente que si quisiéramos hacer igual con las cruces parroquiales llegaríamos a idéntica situación, y así con otros objetos. Pero es que tampoco encontraremos padrones de habitantes antes de 1528-1536 (1) lo que nos lleva a una interesante pregunta: ¿tampoco existían los habitantes antes del siglo XVI? Quien me la responda, con el mismo argumento le responderé a la antigüedad que busca; siempre respetando casos de documentación puntual, la excepción a ésta regla para documentación general.

Ésta es una romería difícil de explicar; es mejor vivirla para poderla sentir. Gentes de todas edades con devoción contenida haciendo un duro camino de 7 horas arrastrando consigo Pendones, Cruces, y la imagen milagrera. Generaciones de romeros con la comida a cuestas para llegar en la ida al oscurecer a Astorga, y en la vuelta, después del madrugón, al mediodía a Castrotierra. Solemnidad en estado puro para continuar la tradición; siempre se dijo que “la fe mueve montañas”… ¿por qué no iba a hacer llover?.

Se dice que no se ha ganado el título de pendonero si no se hace al menos una vez “el camino de la Virgen” con el Pendón al cinto. La bien llamada “madre de todas las romerías” es un ejercicio de destreza, aguante y compañerismo en particular, y de hermandad de pueblos en conjunto. Pujadores de los cuatro puntos cardinales se reúnen (podría decir “nos reunimos”, pero reconozco ser mero aprendiz entre tanto curtido maestro) bajo estandartes de hasta 12 metros, independientemente de las condiciones climatológicas; las fortísimas rachas de viento de estos días en vez de amedrentar no hacían más que añadir belleza al desfile. Y en la mente de todos el mismo empeño: “hay que seguir”, típico de la perseverancia innata de nuestras gentes.

Descansa, “Castrina”; la buena lluvia ya ha bendecido la tierra, y a nosotros con ella. Tuyo es mi cinto y mi corazón, uno más de los de miles de romeros. Queda en paz, hasta cuando el tiempo quiera.


Ida:







Vuelta:
















Más fotos, de Pendoneros de León:

Prensa escrita y digital:


1 comentario:

  1. BONITO REPORT , COMO SIEMPRE. ALLI ESTUBIMOS ACOMPAÑANDO A LA SANTINA. UN RECONOCIMIENTO A LOS PENDONEROS.EL VIENTO LATERAL ERA BASTANTE FUERTE Y ERA DIFICIL MANEJAR EL TRAPO. UN ABRAZO A TODOS.
    Y COMO PEDIAMOS AGUA , AGUA TUBIMOS.

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