eltijoaquin@hotmail.com - facebook.com/El Ti Joaquin

sábado, 22 de diciembre de 2018

El ajuar del rey.



En una aldea bonita,
provincia Judea, en Belén;
aconteció la gran dicha,
que recordamos otra vez.
Un niño, en hora bendita,
pobrecito viene a nacer;
y los padres escudriñan
del ajuar que puede valer.
Encuentran telas raídas,
paño imposible de coser;
- Ha de hacerse nuevo (explica
María la madre a José),
pronto vendrán las visitas
con regalos que recoger;
busca lana, lino y pita,
lo demás sabremos hacer.
Teje la recién parida
un pijama para su bien;
el portal tiene rendijas
que lo quieren estremecer.
Teje también la mantilla
de hilo blanco como papel;
Jesús la agarra y la tira,
y hace que sonrían los tres.
Trenza José las botitas,
de esparto y un palmo de piel;
hoy le quedan grandes, mira,
pronto las llenarán los pies.
Teje, para la bebida,
un barril bañado con pez;
quien trae palabras de vida
no debiera callar por la sed.
Y para la noche fría
le hace una capa también;
se tendrá que ir algún día…
¡cuándo lo volvemos a ver!

Esta poesía termina
con lo que nunca hay que tejer:
un cruel puñado de espinas
para coronar a éste REY.

---ETJ---








(Belén del Santuario de Nuestra Señora del Campo)

FELIZ NAVIDAD

viernes, 21 de diciembre de 2018

La lápida de Tiberio, en Fuente Encalada.




El valle de Vidriales es una fuente considerable de restos arqueológicos, casi tan importante como el nivel de los vidrialeses en su desconocimiento. La inmensa mayoría apenas sabe (así, por arriba) de algún dólmen, de la calzada, o del campamento romano… y ya. Además, el museo de Santibáñez, o su biblioteca, dan la sensación de que hay mucho menos de lo que aparenta, que como digo, parece ser muy poco.

Y sin embargo (a mi entender) es extensísimo nuestro patrimonio, tanto por piezas como por los lugares donde han ido a parar. Sólo hace falta hurgar un poco en los sitios adecuados para encontrar cantidad y variedad, amén de importancia, lo que demuestra que en ésta zona se han desarrollado importantes escenas protagonizadas por tozudos actores. Mis favoritas, siempre lo digo, son las de comienzos de nuestra era, las de una guerra por la independencia de los ástures contra los invasores romanos.

Fuente Encalada se edificó en un lugar privilegiado para la vida (agua buena y abundante, abrigado de los vientos, con buena tierra…), al contrario que Petavonium, pura estrategia. Por medio de Fuente Encalada discurre la Vía XVII de Antonino, que luego se bifurca para saltar el castro prerromano por ambos extremos, o sea, que el lugar no tuvo que pasar desapercibido y seguramente una pequeña parte de las cannabae que cercaban Petavonium se instalara allí. Esto explicaría una posible necrópolis a juzgar por los epígrafes funerarios encontrados en el pueblo.

Creo haber leído que fue el padre agustino César Morán Bardón (1882-1951), investigador autodidacta centrado en la historia, la  arqueología y el folklore de la región leonesa quien por primera vez documentó tres inscripciones funerarias aparecidas en Fuente Encalada. Posteriormente apareció una cuarta, creo que documentada en primicia por Virgilio Sevillano Carbajal (1890-1975). Ninguna de ellas tiene paradero conocido, ni se conocen las dimensiones, ni el material, solo las trascripciones, que además son de gran importancia porque ayudan a situar al menos tres efectivos militares, sus orígenes y su legión: la Décima Gémina. Las palabras clave son FU-01, FU-02, FU-03 y FU-04, todas datadas en el siglo I de nuestra era, aparecen recopiladas en archivos on-line (3), y paso a recordar:

FU-01: C(aius) · Pelusius · C(aii) · f(ilius) / Po[ll(ia)] · Pollentin(us) hic sit(us) est. Interpretación: Aquí yace Cayo Pelusio, hijo de Cayo, de la tribu Pollia, polentino. Parece ser un militar, aunque no lo diga explícitamente, de procedencia itálica.

FU-02: M(arcus) · Valerius · P(ublii) / f(ilius) · Ani(ensis) · Secundus /3 veter(anus) · h(ic) · s(itus) · e(st). Interpretación: Marco Valerio Segundo, hijo de Publio, de la tribu aniense, veterano, aquí yace enterrado. Según los estudiosos, otro militar de la Legio X; de la gens Valeria, muy activa e influyente en la zona.

FU-03: M(arcus) · Volum/nius · C(aii) · f(ilius) · Anie(nsi) / Crem(ona) · miles /3 leg(ionis) · X · h(ic)· s(itus) · e(st). Interpretación: Marco Volumnio, hijo de Cayo, de la tribu aniense, de Cremona, soldado de la Legio X. Aquí yace enterrado. Esta estela si que es de un militar de la legión acantonada en Petavonium.

FU-04: Sutori / Decora[ti – – ann(orum)] /3 XXXV e[t] / Sutori / Prisc(i) /6 ann(norum) XX / C(aius) Suto(rius) f/dciiio. Interpretación: De Sutorio Decorado, de 35 años y de Sutorio Prisco, de 20 años. Cayo Sutorio… (y un final “f/dciiio” que no parece tener interpretación). Esta inscripción funeraria parece que es de una familia, y no se puede argumentar la relación con la Legio X, simplemente podría formar parte de la necrópolis, y parece distinta de las tres anteriores.

No hace tanto tiempo, en la misma Fuente Encalada, un albañil que desmontaba manualmente el muro de una antigua construcción se encontró un mampuesto blanquecino, aparentemente labrado con un surco perimetral que le llamó la atención. Instintivamente la apartó a un lado, y continuó el derribo. Al finalizar, el grifo descubrió unas letras entre morteros y suciedad. Ilegibles y extrañas para él y su familia, y decidieron guardarla.

Un albañil que me ha querido confiar su secreto para que sólo en parte siga siéndolo; en la otra parte, la de dar a conocer nuestro patrimonio, me ha hecho el honor de permitirme hacer fotos y plantearme el reto de descubrir el significado de la inscripción.

Por lo poco que sé, deduzco que estamos ante un monumento funerario, una estela de principios de era, o sea, tiene una edad cercana a los dos milenios. La pieza está deteriorada en la parte superior izquierda y partida por la mitad, y parece caliza. En el derribo no apareció el resto, aunque recordamos que se hizo manualmente, piedra a piedra. Mide 21 cm de ancho, por 30-32 cm de alto, con un grosor de 10 cm. En la parte de arriba, tiene labrada una moldura que rodea la pieza, sin más detalles. La inscripción dice:

¿I?IBIVNIVS
¿T?IBFILQVI
QVADRATV
(…)OMO

Mi único recurso, para éste tipo de investigación es Internet. Y allí, en http://eda-bea.es/(3) Hispania Epigraphica, un sitio que recopila hallazgos arqueológicos como los cuatro descritos anteriormente, y después de mucho buscar, encontré una auténtica sorpresa. Con el número de registro 8411, hay documentada un ara votiva dedicada a Marte, de paradero y lugar del hallazgo desconocidos, incluida en el libro de Antonio Rodríguez Colmenero, Aquae Flaviae (1) con ésta inscripción:

MAIPATRI
TIBIVNIUS
TIBFILQUIR
QVADRATVS
DOMO ROMA
PRAEFEQVITAL
IIFLAVHISP
(…)

A primera vista ya se ve gran parecido de la estela de Fuente Encalada con las líneas segunda, tercera, cuarta y parte de la quinta del ara documentada. Veamos la reconstrucción del texto propuesta:

MA(RT)I PATRI
TIB(ERIUS) IUNIUS
TIB(ERI)FIL(IUS)QUIR(INA)
QUADRATUS
DOMO ROMA
PRAEF(ECTUS)EQUIT(UM)AL(AE)
II FLAV(IAE)HISP(ANORUM)

Esta ara votiva a Marte resulta de gran ayuda en el esclarecimiento de otra a Diana, muy similar, aparecida en Petavonium, “en el cuadro E 50, a poca profundidad y a escasa distancia de una calle, en el espacio correspondiente al vestíbulo de un edificio que se abría a la misma… se encontró ésta junto con numerosas tejas que, por su disposición, debían corresponder al derrumbe de la cubierta” (Zephyrvs, XLVIII, 1995. 331-345), fruto de las excavaciones realizadas en 1989, en la actualidad en el Museo Provincial de Zamora (2). La inscripción del ara, muy deteriorada en la parte izquierda, dice:

(…)NCTAE
(…)AE-TI IVN
(…)QUIRI
(…)QUADRATVS
(…)O ROMA
(…)

A primera vista, de nuevo, resalta en la cuarta línea “QUADRATVS”, como en la tercera línea de la nueva estela funeraria, o la cuarta del ara dedicada a Marte. ¿Qué tienen en común? En el trabajo “Aras Votivas de Petavonium” (2), muy acertadamente, a mi pobre entender, se hace lectura de ésta forma:

(SA)NCTAE
(DIAN)AE TI(BERIUS)IUN(IUS)
(TIBERI FILIUS)QUIRI(NA)
QUADRATUS
(DOM)O ROMA
(…)

Para que nos entendamos, Tiberius Iunius Quadratus, hijo de Tiberius, de la tribu Quirina, natural de Roma, (y en la parte perdida debería poner “Prefecto del Ala II Flavia”, según consta en la anterior ara votiva) dedica a la diosa Diana esta ara. Prácticamente la misma interpretación para el ara anterior, cambiando Diana por el padre Marte.

Se dice que no hay dos sin tres; y de nuevo en Hispania Epigraphica, con el nº 27634 encontramos una nueva inscripción, ésta vez en Astorga, en una basa de una columna. Parece ser que es una pieza reutilizada, en el original es un ara, sólo que está perdida la dedicación. Las dimensiones son de 27 x 46 x 36,5, y la inscripción dice:

(…)
TI IUNIUS
TI F QUIR
DRAT MO ROM
RAEFEQUIT
IIFH
CR
TUMSLM

Con ésta interpretación:

(…)
TI(BERIUS) IUNIUS
TI(BERI) F(ILIUS) QUIR(INA)
(QUA)DRAT(US DO)MO ROM(A)
(P)RAEF(ECTUS)EQUIT(UM)
(ALAE)IIF(LAVIAE)H(ISPANORUM)
C(IVIUM)R(OMANORUM)
(VO)TUMS(OLVIT)L(IBENS)M(ERITO)

Es una nueva ara, del mismo Tiberius Iunius Quadratus, hijo de Tiberius, de la tribu Quirina, natural de Roma, comandante de caballería del Ala II Flavia Hispana, que de forma voluntaria y debida ofrece un ara a… (en la parte perdida se fue el destinatario del voto).
Y ahora, estudiadas las tres aras anteriores, mi lectura de la nueva estela funeraria de Fuente Encalada, ya que está claro que hablamos de la misma persona, tribu, y rango en el ejército romano:

TIB(ERIUS)IVNIVS
TIB(ERI)FIL(IUS)QVI(RINA)
QVADRATV(S)
(D)OMO

y en la parte perdida debería poner:

ROMA
PRAEFECTUS EQUITUM ALAE
II FLAVIAE HISPANORUM
HIC SITUS EST

Lo que significa en conjunto que: Tiberius Iunius Quadratus, hijo de Tiberius, de la tribu Quirina, natural de Roma, prefecto del Ala II Flavia Hispana, está aquí enterrado.

Me parece una estela funeraria demasiado sencilla, para todo un comandante de caballería del poderoso ejército acantonado en Petavonium; un hombre muy religioso, devoto al menos de Marte y de Diana, que dedicó a sus dioses mucho más grandes ofrendas que la que recibió para si mismo, una pequeña lápida en un lugar olvidado.

SIT TIBI TERRA LEVIS
Que la tierra de Vidriales te haya sido ligera.






Bibliografía:
(1)- Rodríguez Colmenero, A., Aquae Flaviae: I. Fontes epigráficas da Gallaecia meridional interior, Chaves, 1997.

(2)- Aras votivas de Petavonium, R. Martín Valls, M. V. Romero Carnicero, S. Carretero Vaquero.

(3)- Rodríguez Colmenero, A., S. Ferrer Sierra. “Entre Bergidum Flavium y Asturica Augusta: Nuevo hallazgo epigráfico y revisión de otro ya conocido.”

Internet:
(4)- Hispania Epigraphica.


domingo, 2 de diciembre de 2018

El sol de S'Arenella




(En castellano, en catalán debajo de las fotos)

El destino de la última escapada, pequeña en tiempo, enorme en distancia, fue un recóndito pueblo de la esquina más oriental de nuestra península. Está tan al Este, que es uno de los primeros lugares, junto con Portlligat en recibir cada mañana los rayos del sol. Ya me gustaría describir, como quien sabe, a Cadaqués; a mi se me antoja como un lugar diseñado para el asombro de los sentidos. Un pueblo de mar y montaña, donde a la luz le sobra color, al viento pureza, y al mar… ¡hay el mar!... el mar sisea, manda callar. Por eso, a poco observar, se ve a la gente que viene, y se detiene; como si fuera posible contener ese instante, formar eternamente parte de él, y devolverlo de nuevo a la libertad. Aquí las fotos son así, como la pesca sin muerte.

También se ve que la gente practica el sano deporte del paseo contemplativo, mi favorito. Largas caminatas por torcidos y quebrados caminos de ronda, siempre con el mar a los pies, bajo un variable y liviano acantilado. Y cuando no, por medio de pinos y olivos que algún genial creador pintó a brochazos; y cuando no por estrechas y empinadas callejuelas con suelo de rastell, que te obligan a mirar dónde colocas los pies, o a pararte para admirar la nívea arquitectura rebosante de detalles. Y para descansar, la restauración y el ocio como oferta, a manos llenas. Un consejo: el reloj, mejor dejarlo en casa, que ya la naturaleza indica el cuando y el cómo.

Cadaqués cuenta con múltiples playas, que van de pequeñas a minúsculas, y de hermosas a preciosas en grado superlativo. Por casualidad, fruto de uno de aquellos regostados paseos y a fuerza de contemplar las perlas luminosas que rebotan en el mar en dirección al sol, hemos descubierto un “extra”, cuando parecía realmente imposible a tanto encanto.

En el extremo más oriental de Cadaqués hay un lugar que llaman Sol Ixent, sol naciente; yo no lo hubiese nombrado mejor. A la derecha, está la única isla habitada del entorno, S’Arenella, que curiosamente tiene una playa que no está en la isla, sino enfrente. La playa de S’Arenella es minúscula, tanto como tranquila con el pesado viento del norte, y revuelta con viento del sur. Es la orientación que le ha tocado, y la que la ha dotado de un, cuanto menos, extraño fenómeno luminoso, que podría llamarse “el Sol de S’Arenella”, aprovechando además el siseo local.

Sabemos que la superficie del agua se comporta como un espejo, tanto por arriba como por debajo, es la reflexión, que en el caso del mar y el sol es reflexión difusa, ya que el movimiento de las olas no permite la formación de la imagen del sol. También se produce el fenómeno de la refracción, en el que la luz cambia de sentido al atravesar el agua, cambiando también de velocidad. Y habría que añadir un nuevo fenómeno, “el Sol de S’Arenella”, en el que el disco solar, perfecto y en aparente tamaño natural, se refleja lateralmente, como a 90 grados. Un observador, a las 10 y media de la mañana (un poco antes y después también), mirando esa playa con el sol a su izquierda, puede descubrirlo a poca profundidad y en un lugar concreto que conforme pasa el tiempo se desplaza en dirección sur hasta desaparecer. La gracia es que el observador también debe colocarse en un lugar concreto; un movimiento lateral o en la vertical de medio metro es suficiente para perderlo.

Solamente lo he podido observar cuatro días, la obligación siempre es superior a la devoción. Y creo que en las sucesivas visitas el fenómeno pierde duración, lo que indica que es puntual, de tan solo yo diría que 10 días, en el que hay un máximo en torno al 22 de noviembre. La buena noticia es que se debería repetir en enero, sobre el 14 más o menos, comenzando el 9 y terminando el 19.

Repaso éste texto ya de vuelta a casa, donde lo subiré a Internet para ver si en otros lugares ocurriera algo similar; desde luego aquí no lo he visto, y las condiciones de luz, temperatura, humedad, o color de fondo son muy similares en todas las playas. Pero he de volver, más difícil será hacer coincidir viaje con las fechas calculadas simplemente por intuición, y vagos conocimientos de física y astronomía.

Todo esto es una hipótesis, me da pena el decirlo. Nada me gustaría más que investigarlo un par de meses para enseñarlo como lo que es, otra curiosidad de la naturaleza, como diría el poeta, más salsa de la vida, uno de esos pequeñitos detalles como la guinda del pastel que hacen extraordinario lo que parece perfecto. Y mira que pocas cosas podían mejorar Cadaqués…


Playa de S'Arenella, a la izquierda la isla.










La misma imagen anterior, con un m. de desplazamiento lateral.


(En català)

El destí de l'última escapada, petita en temps, enorme en distància, va ser un recòndit poble de la cantonada més oriental de la nostra península. Està tan a l'Est, que és un dels primers llocs, juntament amb Port Lligat a rebre cada matí els raigs del sol. Ja m'agradaria descriure, com qui sap, a Cadaqués; se’m presenta com un lloc dissenyat per la sorpresa dels sentits. Un poble de mar i muntanya, on a la llum li sobra color, al vent puresa, i al mar ... ai la mar! ... el mar xiuxiueja, mana callar. Per això, a poc observar, es veu a la gent que ve, i s'atura; com si fos possible contenir aquest instant, formar eternament part d'ell, i tornar-lo de nou a la llibertat. Aquí les fotos són així, com la pesca sense mort.

També es veu que la gent practica el seu esport del passeig contemplatiu, el meu favorit. Llargues caminades per torts i trencats camins de ronda, sempre amb el mar als peus, sota un variable i lleuger penya-segat. I quan no, per mitjà de pins i oliveres que algun genial creador va pintar a pinzellades; i quan no per estrets i empinats carrerons amb sòl de rastell, que t'obliguen a mirar on col·loques els peus, o a aturar-te per admirar la nívia arquitectura ple de detalls. I per descansar, la restauració i l'oci com a oferta, a mans plenes. Un consell: el rellotge, millor deixar-lo a casa, que ja la naturalesa indica el quan i el com.

Cadaqués compta amb múltiples platges, que van de petites a minúscules, i de belles a precioses en grau superlatiu. Per casualitat, fruit d'un d'aquells desitjats passejos i a força de contemplar les perles lluminoses que reboten al mar en direcció al sol, hem descobert un "extra", quan semblava realment impossible a tant encant.

A l'extrem més oriental de Cadaqués hi ha un lloc que anomenen Sol Ixent, sol naixent; jo no ho hagués nomenat millor. A la dreta, hi ha la única illa habitada de l'entorn, s'Arenella, que curiosament té una platja que no està a l'illa, sinó davant. La platja de s'Arenella és minúscula, tant com tranquil·la amb el pesat vent del nord, i revolta amb vent del sud. És l'orientació que li ha tocat, i la que l'ha dotat d'un, si més no, estrany fenomen lluminós, que podria dir-se "el Sol de s'Arenella", aprofitant a més el xiuxiueig local.

Sabem que la superfície de l'aigua es comporta com un mirall, tant per dalt com per sota, és la reflexió, que en el cas de la mar i el sol és reflexió difusa, ja que el moviment de les ones no permet la formació de la imatge del sol. També es produeix el fenomen de la refracció, en què la llum canvia de sentit en travessar l'aigua, canviant també de velocitat. I caldria afegir un nou fenomen, "el Sol de s'Arenella", en què el disc solar, perfecte i en aparent mida natural, es reflecteix lateralment, com a 90 graus. Un observador, a les 10 i mitja del matí (una mica abans i després també), mirant aquesta platja amb el sol a la seva esquerra, pot descobrir-ho a poca profunditat i en un lloc concret que a mesura que passa el temps es desplaça en direcció sud fins a desaparèixer. La gràcia és que l'observador també s'ha de col·locar en un lloc concret; un moviment lateral o en vertical de mig metre és suficient per perdre-ho.

Només ho he pogut observar quatre dies, l'obligació sempre és superior a la devoció. I crec que en les successives visites el fenomen perd durada, el que indica que és puntual, de tan sols jo diria que 10 dies, en què hi ha un màxim al voltant del 22 de novembre. La bona notícia és que s'hauria de repetir al gener, sobre el 14 més o menys, començant el 9 i acabant el 19.

Repaso aquest text ja de tornada a casa, on ho pujaré a Internet per veure si en altres llocs passés alguna cosa semblant; descomptat aquí no ho he vist, i les condicions de llum, temperatura, humitat, o color de fons són molt similars en totes les platges. Però he de tornar, més difícil serà fer coincidir viatge amb les dates calculades simplement per intuïció, i vagues coneixements de física i astronomia.

Tot això és una hipòtesi, em fa pena el dir-ho. Res m'agradaria més que investigar-ho un parell de mesos per ensenyar com el que és, una altra curiositat de la natura, com diria el poeta, més salsa de la vida, un d'aquests petits detalls com la cirereta del pastís que fan extraordinari el que sembla perfecte. I mira que poques coses podien millorar Cadaqués ...


lunes, 5 de noviembre de 2018

La ciudad de Sansueña: ¿mito o real?



Si preguntásemos a la inmensa mayoría de vidrialeses, y me atrevo a decir que a gran parte de la gente de los valles colindantes, por la ciudad de Sansueña, todos sin equivocación la situarían en el centro del cuadrado que forman San Pedro de la Viña, Santibáñez de Vidriales, Rosinos de Vidriales y Fuente Encalada, en torno al campamento de Petavonium. Sin embargo, en ningún registro o documento aparece dicha ciudad, como si lo hacen otros pueblos desaparecidos del valle en los alrededores: Villaverde, Huerga (ambos en San Pedro de la Viña), Guldanes (o la Magdalena, entre Villageriz y Rosinos) o Ciudadeja (al lado de Santibáñez); éste último es el topónimo que más se acerca al de Sansueña, con un único pueblo de San Miguel. Nada me parece más sano que un poco de investigación para aclarar la procedencia de éste lugar, (ya que además, da nombre al CEIP de Santibáñez de Vidriales, o al exquisito queso de Lácteas Zamoro) para ver que tiene de mito, o cuanto de real.

Pero cualquier investigador en la búsqueda de documentación se encontrará ante un velo de misterio; no hay un solo documento histórico que la sitúe no sólo en Vidriales, sino en cualquier otra parte de España sin tropezar con fábulas y leyendas. El cronista más cercano, nuestro zamorano Miguel de Cervantes, la sitúa en Zaragoza en su imaginario Quijote. Otros estudiosos, la mayor parte, la relacionan con Sajonia, Alemania. Aparece en poemas de caballería italianos como “Sansogna”, en los textos medievales franceses como “Sassogne” o “Saissoigne”…

Quizás el documento más antiguo relacionado con España que hable de Sansueña sea un poema, compuesto por la muerte del infante Fernando, hijo del Rey Alfonso VIII y Leonor de Inglaterra, que falleció a los 22 años el 14 de octubre de 1211. Los versos parecen una lista de cuantos reinos lamentan la triste pérdida, y textualmente incluye a “Samsuenha”. Pero según los estudiosos esta ciudad (o región) no se encontraría en España, tendría que ver con el primo del fallecido, y sería el ducado de Odón, en la Borgoña francesa.

Poco más tarde, Alfonso X en sus Cantigas de Santa María, menciona repetidas veces “Sajonia” (recordemos, uno de los probables orígenes del topónimo), y habla del hijo de una abadesa llevado a educar a “Sansonna” para evitar el castigo por su desliz. A la muerte de Alfonso, su hijo Sancho IV mandó terminar su obra póstuma, dejando medio clara la relación entre “Sasonia” (Sajonia), y Sansueña, cuando dice que (a Sajonia) la “llaman agora Sansuenna”.

Ni rastro todavía de la Sansueña española, y estamos terminando el siglo XIII. Más tarde, en el 1520 y en una novela de caballería aparece un “Duque de Sansoña”, pero vuelve a referirse a la Sajonia alemana. Tendría que llegar Diego Hurtado de Mendoza y Pacheco (1503-1575), poeta y diplomático español, para escribir por primera vez el nombre como lo conocemos hoy: “… quisiérades que por Sajonia dijera Sansueña…”.

Gran parte de los anteriormente preguntados de Vidriales y alrededores, en una nueva pregunta por el origen de la palabra, muchos dirían que árabe, o como comúnmente se dice… moro. Y ciertamente hay una relación, muy antigua (escrita aproximadamente en el año 1200, pero relata tiempos de los siglos VIII o IX), sólo que es ficticia, de los cantares de gesta franceses. Es la historia de la princesa mora Sibilia, hija del rey sarraceno Aygolant de Toledo, que aparece en el latín original como “regina Saxonie”, o en francés como “reÿna de Sancsueyna”, y por supuesto que tampoco indica la situación de la enigmática ciudad.

Lope de Vega, en 1619 publica una comedia, el marqués de Mantua, en la que reaparece la historia de la mora Sibilia, y ya claramente se dice, en castellano, “ese rey de Sansueña”. En otro romance, posiblemente del siglo XVI, que relata las andanzas del moro Calaínos (anónimo) vuelve a aparecer la misma Sibilia, pero como “Sevilla” e hija del moro Almanzor, rey de Sansueña o Zaragoza. Un tercer romance, el de don Gaiferos (anónimo popular), se desarrolla también en Sansueña con el mismo Almanzor. Y ya tenemos la respuesta al origen árabe, aunque sólo sea la misma fábula con pequeños matices.

Por terminar con los romances, tenemos un último de Luis de Góngora, titulado “Desde Sansueña a París”; como todos los anteriores, nos sigue sin situarla en el mapa con precisión histórica.

Otra crónica nos llega a partir del siglo XV sin saber cuanto tiene de real: San Cernin cristianiza “Santsueña” “veinte e dos años después de la pasión de Cristo” (sería a primeros del siglo primero). La firma Carlos de Trastámara, príncipe de Viana, aunque después dice que Sansueña la fundó el rey Wamba (rey entre 672 y 680) “e la llamó Bambalona (Pamplona) por él e por la reina Elona su muger”. Puro anacronismo.

Fray Luis de León, a mediados del siglo XVI habla de Sansueña en su “Profecía del Tajo”, situándola “vezina” del Ebro y de Lusitania, (¿a medio camino entre Pamplona y Portugal?). Tomás de Iriarte, en “El apretón”, localiza Sansueña cerca de Talamanca del Jarama (Madrid). Bernardo de Valbuena (1562-1627), eclesiástico y poeta español, en su obra de 24 libros y 40.000 versos “El Bernardo” publicado en 1624 en Madrid describe a Sansueña como una antigua ciudad, derrumbada, y la coloca de nuevo en Pamplona:
“Fueron de aquellos siglos fama honrosa
los torreados muros de Sansueña,
ciudad insigne, de gente populosa,
(…)
en muros y edificios elegante,
en sitio fuerte, en mármoles galano,
famosa corte un tiempo…
(…)
de armas ceñida contra el pueblo moro,
que en sangrientos rebatos persevera:
tenían sus torres chapiteles de oro,
y el firme muro, de jaspes era…”

Por Sansueña se conoce también un asentamiento lusitano en Arroyo de la Luz, en Cáceres. Ruinas, como las romanas (o quizás ástures), de nuestra Sansueña vidrialesa, como las de la ciudad maravillosa desaparecida y gobernada por reyes y moros de Pamplona, Madrid, Zaragoza, Francia o Alemania… esa ruinosa ciudad viajera como por arte de la imaginación, que nunca encontró aposento ni pobladores para hoy llevar con orgullo su gentilicio… a no ser unos cuantos niños del CEIP de Santibáñez, que se hacen llamar “sansueñines”.

Antonio Colinas dice de Sansueña que “Hoy las piedras son puros símbolos por toda la extensión del valle, piezas de un gigantesco rompecabezas que jamás llegaremos a reconstruir. Por eso hay que seguir leyendo en ellas para salvarnos de las ruinas de la Historia. Y de nuestra propia ruina”.

Amén.





miércoles, 31 de octubre de 2018

Luna Tortilla.


Luna tortilla,
huevo, patata,
algo amarilla;
mírate, guapa,
bien te mordía...
pero mañana...
¿alumbrarías?


---ETJ---

domingo, 28 de octubre de 2018

Signos mozárabes en medio y alto Vidriales


El intercambio cultural entre Oriente y la Hispania mozárabe ha dejado huellas en Vidriales. El culto a Santa Marina de Antioquía (Tardemézar), o San Mamés de Cesárea (Ayoó), ambos incluidos en el calendario hispano-mozárabe, parecen un indicio de antiguas comunidades cristianas que resistieron la islamización de la península, y repoblaron la comarca durante y al terminar la reconquista.

Santa Marina de Antioquía, nacida en Asia Menor, cuyos atributos más significativos son un dragón a los pies y una palma en la mano, se venera en Tardemézar el 18 de julio. No se debe de confundir con Santa Marina de Aguas Santas, muy famosa en Orense, que toma por desdoblamiento los atributos de la de Antioquía, o bien un horno y un manantial, que serían los propios. Marina era hija de un sacerdote pagano llamado Onésimo, quien la puso al cargo de una nodriza al morir la madre biológica en el parto. Pero la nodriza era cristiana y en secreto transmitió su fe a la niña; el padre, al descubrirlo, la abandonó y junto con la nodriza se dedicaron a pastorear ovejas. El resto de su vida tiene que ver con el capricho de un prefecto llamado Olibrio, y su martirio al no aceptar ser su esposa.

Sobre San Mamés ya escribí en otro artículo, aunque he leído recientemente que también pudiera ser onomástico de “Muhammad”, que significa “alabar”, o de “Mahmud”, nombre muy extendido entre la comunidad mozárabe. Yo simplemente me centraré en las semejanzas con Santa Marina: santos orientales, huérfanos de madre tras el parto, pastores, y mártires. Curioso.

Otro hilo conductor entre ambos santos es un arroyo: el Almucera, o el Mucera, como lo recoge Madoz en su diccionario geográfico-estadístico-histórico. Es una palabra mozárabe muy frecuente en la toponimia de las regiones de León y Galicia. Podría significar como Almucera: “estadio, zona de ejercitación-hipódromo”, o en una variante como Almuzara (así aparece en textos antiguos): “Campo de cereales, tierra, campo de labor agrícola” o “lugar de paseo, ejercicio en las afueras”. Cualquiera de las dos podría describir el valle de Vidriales a la llegada de las huestes musulmanas, y su hipotética acampada en otro lugar de aparente y dudoso nombre árabe: Sansueña.

Ya que hablamos del San Mamés de Ayoó, y su posible origen mozárabe, recordemos que hasta mediados del siglo VIII el norte de Zamora estuvo ocupado por los musulmanes, siendo famosas algunas batallas como la de la Polvorosa. Podríamos relacionar el nombre de Ayoó con el del árabe “al-‘Ayuūn”, que significa “las fuentes”, o “los manantiales”, y nunca mejor descrita la cabecera del valle de Vidriales, aunque es poco o nada fiable (en los documentos más antiguos aparece como Ageo, y esa “g” no se podría explicar en el caso de traducción del árabe).

Y en éste recorrido mozárabe volvemos a Tardemézar, palabra compuesta por “Tarde” y “Mézar”. “Tarde” es el apócope y apertura vocálica (según los expertos lingüistas) del sintagma “Otero”, muy frecuente, que significa “cerro aislado que domina un llano”. (Ejemplo: Otero de Bodas, antiguamente “Tardebodas). “Mézar” deriva de un nombre propio árabe, y el hilo nos lleva al rey de León Bermudo II. Parece ser que tenía contratos de aparcería (acuerdos entre el propietario y cultivador para repartirse los productos o beneficios; contratos parecidos en uso hasta hace poco tiempo en Tardemézar) con un tal  Meizara, nombre bastante común entre los mozárabes (aparece en los documentos por primera vez un Meysara Al Matgari, caudillo bereber que luchó en el 740 contra los árabes en Marruecos). Y se ve que dicho rey, en agradecimiento hizo una donación a “Meizara et sua mulier Amaiub” de la villa de Pozuelo de Vidriales, pueblo vecino de Tardemézar. La hija de Bermudo le quitó años más tarde la “Villa de Pozolo” para dársela al monasterio de Santa Marta de Tera, era el año 1033. Quizás el pueblo de Tardemézar naciera de una ampliación de los terrenos a zonas colindantes, o de esa expropiación, al trasladar Meizara, o los herederos, los bienes (ganado, herramientas, obreros…) a un lugar vecino donde seguir disfrutando de las bondades de Vidriales.

Aunque también se ha planteado otra duda; y Mézar no derivara de nombre propio, sino de "maysar", nombre también árabe, pero que significa "cortijo". Nunca lo sabremos.

Sea como fuere, el pueblo no está donde recuerdan haber oído los más mayores, estaba al Este, en el Piélago (vendría a significar “remanso, o balsa de río”, una hondonada húmeda también conocida como Presurales, y quizás por esa humedad fue abandonado). Hay que decir que Presurales es una palabra que deriva de “presuras”, un fenómeno harto conocido por los agricultores cuando cultivan una zona donde hubo un pueblo desaparecido. Las maderas y mampuestos se reciclaron en el siguiente asentamiento, pero no así los cimientos en su totalidad. El arado continuamente tropezaba con éstos restos, haciendo “presa”, presura. Y es que ésta zona quizás cuente con mayor antigüedad de la que podamos suponer, ya que aquí apareció una estela funeraria romana (1), y si hay cementerio es que hubo algo más alrededor. En concreto es un monumento, guardado en el Museo Arqueológico Provincial de Zamora, que conmemora el fallecimiento de Marcus Cornelius, hijo de Marco, de la tribu aniense, con tan solo 22 años. Era legionario de la X Gémina, acantonada en Petavonium, en la que tenía la especialidad de “terebrae”, operador de la “terebra”, una especie de arma de guerra diseñada para destruir puertas o muros. Como curiosidad, en la parte superior tiene grabada una luna de pocos días con los “cuernos” hacia arriba, en un claro ejemplo de la convivencia romana con las tribus indígenas ya en la primera mitad del siglo primero de nuestra era.

Y ya que hablamos de las semejanzas de dos pueblos alejados, Ayoó y Tardemézar, y de las “presuras”, remato con éste sistema muy conocido y documentado desde el siglo VIII, que consistía en repoblar los dominios islámicos ganados por la reconquista cristiana. Los historiadores dividen el método en dos grupos: las presuras oficiales, y las espontáneas. La oficial se llevaría a cabo por mandato real, como sería el caso de la llegada de Meizara a Vidriales, y la espontánea, que sería llevada por campesinos o comunidades monásticas, como lo fue la fundación del monasterio de Ageo en la cabecera del valle, seguramente por orden de San Fructuoso.

¿Presurales tiene que ver con la repoblación, o con la reja del arado? Yo no sé nada, sólo ahí lo dejo.

Iglesia de San Martín, Tardemézar.




                Iglesia de Santa Marina, Tardemézar.







Estela funeraria de Marco Cornelio (1)








sábado, 15 de septiembre de 2018

La romería pendonera de la Alcobilla.











En las últimas semanas de éste verano se concentran varias romerías marianas en el norte de Zamora, todas relativamente cerca de Vidriales. Comienzo la cuenta con éste valle, y la fiesta en su mismo corazón, en el Santuario de Nuestra Señora la Virgen del Campo, el último sábado de agosto, día 25. Al día siguiente, 26, en Abraveses de Tera se veneró en su advocación de las Encinas. En septiembre, Donado hizo lo mismo con su Peregrina, como el 7 y 8 Vecilla de Transmonte con su Virgen de la Vega, o “de las bollas”, por lo del reparto de pan bendecido. El mismo día 8, festividad de la Natividad de la Virgen, en Olleros de Tera se honró también la advocación de la Agabanzal, y en Sanabria (un poco más lejos) la de la Alcobilla, en la que luego nos centraremos. Ya con olor a otoño, el 16 de septiembre la Virgen de la Carballeda, en Rionegro del Puente, y la Virgen del Carmen, en Navianos de Valverde reunirá multitud de fieles y paganos en sus respectivas iglesias y mercadillos, citas ineludibles desde tiempos inmemoriales.

De éstas romerías sólo algunas procesionan sus Pendones: La del Campo, la de la Peregrina, y la de la Alcobilla. Y allá donde se exhibe un Pendón es menester ir a hacer unas fotos, echar una parlada, y si nos lo dejan llevar, disfrutar un ratillo y sentir otras varas, otros tiempos y otras historias. Sábado, pues, y expedición a la vista: Jose Antonio Ordoñez, creador de Pendoneros de León, investigador y entusiasta seguidor de Pendones, otros dos compañeros del Pendón de Castrocalbón (Jose y Luis), y el que suscribe quedamos para acercarnos a Sanabria, a la romería de la Alcobilla, pues por esa pequeña lejanía comentada, sólo nos era conocida por vídeos y fotos.
Dimos un pequeño y agradable madrugón para llegar a tiempo de conocer gente, visitar el santuario de la Alcobilla y el pueblo de Rábano. Para Jose Antonio casi 110 km., para los demás entre 80 y 90 aproximadamente por el camino fácil, aunque un pelín más largo; total, hora y media de viaje.

No voy a gastar palabras ni tiempo en situar a Rábano de Sanabria, Barrio de Rábano, Coso,  San Justo y el Santuario de la Alcobilla en el mapa de carreteras para llegar con facilidad, pues todos los caminos llevan a Roma. Sólo situaré esta zona en un mapa de hermoso color verde monte, límpido azul cielo, y gente agradable con el visitante; y doy fe. Fue llegar, saludar, departir… y compartir: una maravilla. Nos sentimos otros más, el preludio de una romería de las de verdad.

Íbamos a ver y llevar Pendones, y lo hicimos, al principio de la marcha desde Rábano, para no quitar protagonismo ni alterar las costumbres. Lo primero que nos chocó fue un paño de seda muy bien conservado; y una vara casi cilíndrica, muy diferente a las conocidas, que son más gruesas en la base. Luego echamos en falta el gancho para sujetarla a nuestros cintos; allí llevan los Pendones al brazo. Y por último, no se usa el remo, que allí llaman “cordón”; simplemente le hacen un lazo y va como adorno. Pero éstas no eran todas las sorpresas, era sólo el empezar.

Nos sorprendieron gratamente las primeras “venias”, aunque son comunes, sólo las habíamos visto hacer, y hacemos, inclinando ligeramente el Pendón ante o al paso de las imágenes sagradas. Aquí se bajan hasta el suelo, tendiendo los paños como una barrera infranqueable que abre y cierra varias veces, tantas como partes importantes a pasar: cruces parroquiales, estandartes, imágenes, etc.

De la misma forma, sorprende la llegada al recinto del Santuario; sus propios Pendones se rinden cruzándose con los visitantes para “autorizar” la entrada. Respetuosa jerarquía, sentido y sencillo protocolo ejecutado con naturalidad.

Primera y típica vuelta, todos juntos y por la derecha, en torno al Santuario. Entonces una nueva “barrera” con los Pendones, un pasillo a sus puertas prevé nuevas “venias”, múltiples, tantas como nuevos grupos a pasar. Sin embargo no se hace largo el acto, al contrario, la vistosidad embelesa al público presente. Y el “cordón” suelto, desaprovechado; simplemente dos pendoneros, uno por cada lado de la vara, abrazados por detrás y con fuertes movimientos, retienen y autorizan a la vez en un ejercicio lucido y elegante. Al terminar, unos ganchos en la torre amarran las varas; es hora del descanso, o de participar en la ceremonia religiosa.

Y por último, sorprende una nueva procesión, con misma vuelta, iguales “venias”, y por tanto doble espectáculo ceremonial. Romería totalmente recomendable, con una configuración diferente; simplemente observando a sus vecinos de Cabrera Alta, por no ir más lejos, se puede comprobar que en al Alcobilla dan un toque personal, especial, y único.

Finalizada la función con tan buen sabor de boca, dar una vuelta por los chiringuitos, y quedarse a comer bajo los castaños… no tiene precio.



















P.D.- He leído por ahí, además en varios sitios “oficiales” debido al patético corta y pega, y cito textualmente “altivos pendones cargados de historia se humillan haciendo las venias…”. Por favor, solamente siendo desconocedor de lo que significa un Pendón, y del significado de la palabra “humillación” se puede hacer afirmación semejante. En primer lugar, aunque dando por buena la palabra “venia”, la correcta sería “reverencia”:
Reverencia (según la RAE)
Del lat. reverentia.
1. f. Respeto o veneración que tiene alguien a otra persona.
2. f. Inclinación del cuerpo en señal de respeto o veneración.
Y esto mismo es, respeto y veneración, ante imágenes sagradas u otros semejantes, de todo un pueblo, representado en el Pendón. ¿Dónde queda la humillación?¿Dónde está la sumisión, el acatamiento, dónde se abate el orgullo y la altivez, o se hiere la dignidad, como viene a significar la humillación?

Las palabras, de no ser fieles a la verdad, mejor dejarlas quietas en el tintero.

De la página de Pendoneros de León: